domingo, 4 de diciembre de 2011

Había una vez...


"Había una vez..."
Nos adentramos en el universo de los dragones y bellas princesas, lobos feroces y castillos encantados, héroes admirables y brujas perversas, bosques mágicos y hadas entre burbujas de colores. Nos adentramos en los cuentos, que en nosotros adultos, pasan a ser portadores de mensajes valiosos más allá de la fantasía que contienen. Los cuentos serán espejos en los cuales reconocernos… Alguna vez leí que nos cuentos no fueron escritos para dormir niños, sino para despertar a los hombres la conciencia de sí mismos.

En los cuentos prevalece el pensamiento mágico, mediante el cual se realizan nuestros deseos, vencemos los obstáculos que se presentan, accedemos a recursos insólitos y siempre “hay algo que cambia”. Bucear en ellos es una invitación al autoconocimiento.

Mi madre era escritora, de modo que sembró en mi el placer de leer. Los libros me acompañaron en cada etapa de mi vida, y hoy sigo aprendiendo el arte de coordinar literatura con psicología. La literatura en toda su expresión, cuentos, poesía, narraciones, mitos, refiere a vivencias humanas, refiere a nuestras propias y personales vivencias. Utilizarlos en la psicoterapia se convierte en recurso disparador de afectos. En general las temáticas que movilizan con mayor intensidad son aquellas que rozan temas existenciales, tales como la muerte, el aislamiento, la libertad y la falta de sentido de la vida, es decir, aquellos temas que aborda la Logoterapia y otras modalidades existenciales de asistencia terapéutica. De ahí que muchos proponen “Cuentos que curan”  y “Talleres de cuentos” como herramienta terapéutica en el trabajo con grupos.
Sin embargo,  otros tomamos lo que trae el paciente a sesión desde sus lecturas domésticas y trabajamos con “lo que cuenta sobre el cuento”.

Al leer, no solo nos entretenemos sino que nos involucramos con los personajes y podemos revivir situaciones personales desde la distancia que implica el hecho de que “le sucede a otra persona”. La lectura permite la identificación con sentimientos y roles que las personas no se permiten desempeñar en su vida, destrabando represiones. Facilita salirnos de prejuicios y miedos. Promueve el contacto con partes saludables de la personalidad y el encuentro con herramientas muchas veces desconocidas. En este sentido, se entiende a la Logoterapia como una terapia de vidas futuras, diferenciándola de las terapias de vidas pasadas, en tanto que implica ayuda para lo que está por-venir, para que “venga” y tome realidad.

Volvamos a los cuentos.
Es sabido que los cuentos clásicos no dejan moralejas explícitas. El lector puede extraerla sin necesidad de que se la expliquen, dado que el cuento “le habla” a sus partes no concientes. El Psicoanálisis  habla claramente sobre los impulsos agresivos que se desarrollan en el niño y perduran en la vida adulta. No son los cuentos en sí mismos los que estimulan la agresión y/o violencia, sino que “nos cuentan” sobre algo que conocemos y que disponemos las personas de modo más o menos conciente, más o menos reprimido. La agresión es pre-existente al cuento.
La aparición de monstruos o malvados en el cuento permite el contacto con los propios monstruos y malvados que nos habitan. Los miedos infantiles se pueden tramitar desde esta identificación, confrontando a la persona con sus propias emociones hostiles y agresivas. Los personajes de los cuentos son extremadamente buenos o extremadamente malos, no dando lugar a las gamas intermedias, a los matices plenamente humanos. Puede reconstruirse un vínculo empático  entre el lector y el protagonista del cuento, mediante el mensaje que deriva la identificación hacia el personaje del héroe. Esto se facilita por estas características de “bueno”, “malo”, “inteligente”, “torpe”, “envidioso”, “astuto”, etc. Que llevan al lector a identificarse haciendo suyos los atributos del héroe.

El valor de los cuentos se encuentra enfatizado por la tradición oral, ya que la imaginación es estimulada por las palabras. Muchos autores coinciden en que las ilustraciones entorpecen el proceso creativo de la fantasía, acotándola y predeterminando su cauce. La tradición  oral contribuye a perpetuar los valores sociales.
 Entonces, cuando ya terminaste con tus tareas del día, elegí un cuento y sentate a leer.

Pensate y sentite el protagonista y dejá que fluyan emociones guardadas… Tan guardadas como los tesoros. Sé princesa por  un ratito. Convertite en Aladino o en el Gato con Botas. Vos podés hacer magia… Permití que tus hermanos sean un momento las hermanastras de Cenicienta y que tus padres sean para vos como las madrastras que ya sabés… . Sabete dueño del encanto de La Bestia y disfrutá de tus ganas de vivir en un mundo diferente tal como La Sirenita.  Podés cambiar la realidad de tu vida tan solo deseándolo con fuerza. Así lo hizo La Cenicienta. Sin olvidar que hay mucho que aprender de quienes son diferentes, como Blancanieves y los Siete Enanos. Animate a ser diferente, como Dumbo!. Y aprendiendo a confiar de personas dignas de confianza, no sea que de pronto seas Caperucita Roja caminando con lobos. Y no pierdas la mirada ingenua de Alicia en su país de maravillas… Despertá a la Vida. La Bella Durmiente decidió esperar a que otro la despierte, vos podés elegir si querés continuar larvando o generar acción.

Podés ser protagonista de tu historia. Querés ser protagonista de tu historia?.
Lili.-