martes, 14 de febrero de 2012
Carl Rogers.-
Con lo que les he dicho, confío en que queda perfectamente claro que cuando logro permitirme la autenticidad en mi mismo, o experimentarla o permitirla en otro, me siento satisfecho. Cuando no lo consigo en mi mismo o no acierto a permitirlo en los demás, me siento muy afligido. Cuando soy capaz de ser congruente y auténtico, frecuentemente ayudo a la otra persona. Cuando la otra persona es evidentemente real y congruente suele ayudarme a mí. En esos momentos excepcionales en que la profunda realidad de uno se encuentra con la del otro, se da lo que Martín Buber denomina una memorable “relación yo -.tu”. No es frecuente que tenga lugar un encuentro personal tan profundo y mutuo, pero estoy convencido de que si no ocurre de vez en cuando, no vivimos como seres humanos.
"El camino del Ser"