domingo, 9 de octubre de 2011

Qué es el Enfoque Centrado en la Persona (E.C.P.)?

Enfoque Centrado en la Persona, también llamado Psicoterapia Centrada en la Persona, otras veces la encontramos como Psicoterapia Centrada en el Cliente. Psicoterapia No-Directiva. Psicoterapia del Dialogo. Incluso podemos encontrarlo como Counseling, término que usó su creador Carl Rogers, y lo usó de manera indistinta.


Es un Modelo Psicoterapéutico, una “Escuela o Corriente” en Psicología.

Si bien los modelos psicoterapéuticos se suelen aplicar en diversas situaciones, existe la posibilidad que algunos no tienen estos principios Universales.

Para el caso del ECP sucede que si bien comenzó en el ámbito de la Psicología Clínica luego se amplió sus perspectivas; hoy en día se aplica en cualquier ámbito que implique Relaciones Humanas. Llamase Educación, ámbitos Laborales, Organizaciones o Instituciones, Grupos, Parejas, obviamente Psicoterapia Individual.

Por lo tanto existe toda una Teoría de las Relaciones Humanas. Una Teoría de la Constitución y Desarrollo de una Persona. Una Teoría acerca de lo Sociocultural.

“Es uno de los métodos más investigados a nivel científico y desde entonces ha dado sus pruebas de eficacia como tratamiento psicoterapéutico. Las investigaciones científicas y universitarias en muchas partes del mundo permitieron también el desarrollo sistemático de esta orientación psicoterapéutica.” (Extraído de Wikipedia, enciclopedia libre. Pagina Web).

Uno de los puntos polémicos de impacto es el uso del término “cliente” para nuestro castellano. Asociado a una transacción comercial. Actualmente se utiliza mayormente el término “consultante”.

La intensión original ha sido por el motivo de abandonar el término “paciente” que viene dado por la connotación del vocablo (paciente), relacionado con la patología, lo cual implica una relación asimétrica en donde el “enfermo” busca la ayuda de un superior, el terapeuta o “sanador”. La contrapropuesta es que no existe tal cosa como la “enfermedad mental”, sino formas inefectivas de vivir.

El solicitante de un servicio o PROCESO psicoterapéutico, entonces, “el Consultante”, no es un enfermo sino otra persona; par del Terapeuta. (Wikipedia, enciclopedia libre. Pagina Web).


¿De qué se trata el E.C.P.?

Probablemente la elección de un Enfoque Terapéutico deviene de una Identificación con dicho Enfoque. De cuales son sus ponderaciones o valorizaciones de las Personas y de las Relaciones Humanas en general. Las perspectivas que se ofrecen para pensar los ”Eventos” y/o “Fenómenos” Humanos.

De ahí decimos que uno “justifica” su actuar, “lo que ve”, “lo que hace”, “ante que lo hace”, “porque lo hace”, “como lo hace”. Una “praxis” fundada.

Si para Carl Rogers se dice “el consultante es el que lleva el “peso” de la Terapia (auto-directividad) y no el Terapeuta”. Existe un fundamento claro acerca de la Naturaleza de las Personas. Su Constitución. Su Desarrollo. Es una Teoría que se apoya en una Epistemología y funda una “Praxis” (las “Técnicas”).

Aunque como ya dijimos, no estaría claro el límite, y “que cosa apoya a que otra cosa”. En el “actuar” estamos imbuidos de todos estos aspectos.

Interpreto que el desarrollo conceptual en Carl Rogers nació de su EXPERIENCIA clínica, de su “praxis”, de su “técnica”, al cual observó lo que consideraba positivo y constructivo para la Persona y obviamente fuera eficaz.

Dijimos: Consultante y no Paciente. Dijimos No-Directivo.


¿Qué es lo que podríamos concluir?:

Que la Naturaleza de las Personas es que PUEDEN.

Tienen un potencial para realizarse. Autodirigirse. Independizarse del control externo al interno, como cuando crecemos y nos desarrollamos.

De niño necesitamos de apoyo y control externo, pero germinalmente poseemos el potencial y la capacidad para independizarnos.

Es la potencialidad al igual que una semilla posee para “transformarse” en árbol. Y posee las características para “transformarse” en árbol y no en ladrillos.

Pero lejos de que éste punto de vista sea determinista, como vimos en “los Modelos Humanísticos Existenciales”, aquí se tienen que dar CONDICIONES (Técnicas) para que “aquello” se desarrolle.

CONDICIONES necesarias y suficientes, dice Carl Rogers, para que una “Persona haga un PROCESO de convertirse en Persona”.

¿Qué y cómo era entonces?.

Parece paradójico, pero es una distinción delicada entonces.

¿Y qué es una Persona para Carl Rogers?

Una Persona para Rogers en su “estado natural” implica una integración, una conexión, un diálogo, un “acuerdo”, como cuando somos bebes, algo nos gusta o algo nos disgusta y se expresa sin contrariedad con “esa cruda espontaneidad”.

“Cruda” les diría ya que nos vamos “Cocinando” y aparecen “partes” que demandan y surgen desacuerdos, para Rogers Incongruencias.

Una Persona está “sana”, “funciona óptimamente”, “integra”, y ello sucede entonces cuando hay conexión, armonía, entre “sus partes”, entre sus “fracciones”, “fragmentos”, entonces lo que existe es un diálogo interno.

En Rogers esto se llama Congruencia, y lo que es igual a decir a coherencia, o correspondencia, ¿y entre qué?, entre sus “partes”.

Digo “partes” que son conceptos tales como lo que se dice llamar “YO”, la Experiencia, las Necesidades y Sensaciones, “partes” que posee la Persona.

Bueno eso para Rogers es lo Congruente o Sano u Optimo.

Lo enfermo, lo desarmónico, el inequilibrio, la no correspondencia, bueno eso para Rogers es la Incongruencia.

Infecciones del vivir. Es un vivir “tóxico” donde se producen por los “mecanismos de defensa”, generándose la diversidad de “trastornos” o “infecciones”, para el caso de Rogers son “decrecimientos” ya que atentan contra el potencial de crecimiento y desarrollo.

Aquí se diferencia de un Hombre “tenso”, como lo diría Sigmund Freud, donde la estructura de un Sujeto es como de un “arco reflejo” que busca o demanda “alivio” de dicha tensión.

Aquí tampoco se es susceptible al los “reforzamientos” o “castigos” ambientales y que ello generan determinantes conductuales, Skinner.

Aquí el Hombre está motivado al crecimiento, desarrollo y realización diría Rogers.

Entonces, el ECP tiene la visión de que el Hombre, o mejor dicho, la visión de que las Personas tenemos un Potencial.

Un Potencial que si se dan Condiciones Nutritivas tiende a desarrollarlo, así como se dan Condiciones de intoxicación que tienden a menguarlo.

Es un Enfoque que puede aplicarse en las diversas situaciones que impliquen Relaciones Humanas.

Por lo tanto es una “Técnica” así como una “Filosofía”.

Actualmente el ECP se encuentra Internacionalmente en diversos estados de desarrollo, son: la Association for the Development of the Person-Centered Approach, establecida en Chicago en 1986, de ámbito general; la World Association for Client-Centered and Experiential Psychotherapy and Counseling, en el campo de la psicoterapia y la orientación, establecida en Lisboa en 1997; y el Pajaro Group: An International Network for Person-Centered Approach in Organizations, en el campo organizacional, establecida en California en 1996.

Existe también en el Enfoque Centrado en la Persona la difusión de trabajos de investigación y de sus aplicaciones a la promoción del desarrollo humano, tanto en revistas especializadas, como en revistas de divulgación, que permitan a los académicos y profesionales, así como al público en general, conocer los planteamientos del enfoque de manera explícita y no diluidos con otros marcos teóricos. Alentadora resulta la existencia de revistas dedicadas centralmente a la publicación de los trabajos del enfoque, tales como: Person-Centered Journal, en los Estados Unidos de América; Person-Centered Practice, en Inglaterra; Gesprächspsychotherapie und personzentrierte Beratung, ena Alemania; Kontakte, en Austria; Brennpunkt, en Suiza; y Pessoa a Pessoa, en Portugal.

En español se han realizado diversos esfuerzos, sin lograr hasta ahora, desgraciadamente, la continuidad requerida.

Y Otra forma de contacto, enriquecimiento mutuo que se hace necesario fortalecer y multiplicar, la constituyen los ciclos de reuniones internacionales, regionales y nacionales, con diversidad en sus formatos y objetivos, tales como los Foros Internacionales del Enfoque Centrado en la Persona, iniciados en 1982, de los cuales se han llevado a cabo ocho (México, Inglaterra, EEUU, Brasil, Holanda, Grecia, Sudáfrica y Japón), se realizó en Mar del Plata en el año 2004 Foro Internacional del Enfoque Centrado en la Persona.

Las Conferencias Mundiales de Psicoterapia y Orientación Centradas en el Cliente y Experiencial, iniciadas por Germain Lietaer en 1987 (Bélgica, Escocia, Austria, Portugal, EUA),

Los Encuentros Latinoamericanos del Enfoque Centrado en la Persona, iniciados en 1983 (tres en Brasil y en Argentina, uno en Uruguay, Bolivia, México y Costa Rica).

Existen también otras reuniones de carácter nacional, tales como: los Foros Brasileros del Enfoque Centrado en la Persona, iniciados en 1995, los Encuentros Argentinos del Enfoque Centrado en la Persona y las diversas reuniones de las asociaciones de lengua alemana, entre otras.

(EL ENFOQUE CENTRADO EN LA PERSONA EN EL CENTENARIO

DE SU FUNDADOR Alberto S. Segrera, Universidad Iberoamericana. México).

sábado, 1 de octubre de 2011

De Carl Rogers.-

“Con lo que les he dicho, confío en que queda perfectamente claro que cuando logro permitirme la autenticidad en mi mismo, o experimentarla o permitirla en otro, me siento satisfecho. Cuando no lo consigo en mi mismo o no acierto a permitirlo en los demás, me siento muy afligido. Cuando soy capaz de ser congruente y auténtico, frecuentemente ayudo a la otra persona. Cuando la otra persona es evidentemente real y congruente suele ayudarme a mí. En esos momentos excepcionales en que la profunda realidad de uno se encuentra con la del otro, se da lo que Martín Buber denomina una memorable “relación yo -.tu”. No es frecuente que tenga lugar un encuentro personal tan profundo y mutuo, pero estoy convencido de que si no ocurre de vez en cuando, no vivimos como seres humanos.”


CARL ROGERS - "El camino del Ser"



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Aproximación a la psicoterapia de Carl Rogers.-

Enmarcada dentro de la llamada "tercera fuerza", la psicoterapia "rogeriana" es el enfoque que mayor influencia ejerce actualmente sobre los psicoterapeutas y consejeros norteamericanos, aún por encima de la terapia racional-emotiva de Albert Ellis y del psicoanálisis freudiano. Al respecto, en un estudio realizado en EE.UU. entre 800 psicólogos y orientadores, se encontró que los psicoterapeutas propuestos como los de mayor influencia fueron, en primer lugar, Carl Rogers, en segundo lugar, Albert Ellis y en tercer, Sigmund Freud (Huber y Baruth, 1991).


Catalogada de especulativa y anticientífica por sus detractores, y vista como la terapia ideal por sus seguidores, el enfoque rogeriano ha pasado por diversas transformaciones, que van desde la simple propuesta de una hipótesis de trabajo -producto de la labor de consejería que su autor desarrollara en los años treinta- hasta la elaboración de una teoría de la personalidad. El desarrollo de esta concepción descansó también sobre una considerable cantidad de investigaciones que fueron guiando su desenvolvimiento, clarificando las dudas y dando validez empírica a las hipótesis que planteaba.

Sin embargo, a pesar de ello, hay quienes piensan que esta psicoterapia se basa solamente en buenas intenciones, en deseos filantrópicos provenientes de la filosofía existencialista, y en la bondad del carácter del propio Rogers. Este razonamiento responde, creemos, más a la ignorancia que a las características intrínsecas del enfoque.

LA HIPOTESIS CENTRAL DE LA PSICOTERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE

En sus libros Orientación psicológica y psicoterapia, Psicoterapia centrada en el cliente y El proceso de convertirse en persona, Rogers realiza una serie de planteamientos tendientes a esclarecer su posición frente al proceso terapéutico, la personalidad y la naturaleza humana.

En dichos textos establece la siguiente hipótesis como eje de toda su concepción psicológica: "Que el individuo tiene la capacidad suficiente para manejar en forma constructiva todos los aspectos de su vida que potencialmente pueden ser reconocidos en la conciencia" (Rogers, 1972, 1978).

Dicha hipótesis es, a nuestro entender, el planteamiento esencial del enfoque, y, a su vez, lo que genera mayores polémicas.

Veámosla con mayor detenimiento. Rogers asume -en base a datos empíricos, según dice- que existe en todo ser humano una tendencia innata a la actualización, esto es, al desarrollo progresivo y a la superación constante, si se encuentran presentes las condiciones adecuadas (Rogers y Kinget, 1971). Algo similar a la autorrealización, también innata, que proponen Maslow y May y todos los demás psicoterapeutas humanistas (Frick, 1973), y a la autorregulación organística de Perls (Perls, 1987).

El hombre, dice Rogers, es positivo por naturaleza, y por ello requiere respeto absoluto, especialmente en cuanto a sus aspiraciones de superación (Di Caprio, 1976). De ello se desprende que está contraindicado para el psicoterapeuta realizar todo tipo de conducción o dirección sobre el individuo; todo tipo de diagnóstico o interpretación, porque ello constituiría un atentado contra las posibilidades del sujeto y contra su tendencia a la actualización. Se exige, o mejor dicho, se recomienda, situarse en el punto de vista del cliente, asumir su campo perceptual y trabajar en base a ello como una especie de alter ego. Incluso la palabra "cliente" es asumida de una manera especial: el cliente es aquella persona que responsablemente busca un servicio y participa del proceso terapéutico de la misma manera; aquella, conciente de su capacidad de desarrollo no utilizada, que no va "en busca de ayuda" sino que trata de ayudarse a sí misma.

Se descartan del lenguaje rogeriano los términos paciente, enfermo, curación, diagnóstico, etc., porque connotan dependencia, limitación y falta de respeto por la persona.

Esta actitud frente a la dignidad del paciente, la aceptación incondicional y el respeto que se le tiene cobran una importancia tal que se les consideran factores que favorecen u obstaculizan (de faltar) la adquisición del enfoque centrado en el cliente. Aceptación y respecto deben estar enraizados en la personalidad del terapeuta, formar parte esencial de su ser, y ello pasa, antes que nada, por aceptarse a sí mismos.

En síntesis, la hipótesis central propone que el ser humano puede, si se le presentan las condiciones adecuadas, desarrollarse o actualizarse, ampliar sus capacidades y ser conciente de lo que experimenta a fin de poder auto controlarse. "No se puede manejar eficazmente lo que no se percibe concientemente", propone Rogers.

LA TERAPIA

A estas alturas de la exposición, una terapeuta no versado en el enfoque rogeriano podría argüir que no se ha dicho nada nuevo hasta el momento, dado que todos los enfoques buscan en mayor o menor medida favorecer la capacidad de crecimiento, y que todo psicoterapeuta que amerite tal título debe comenzar por aceptar y tratar de comprender a sus pacientes. Sin embargo, no se trata sólo de tener piadosamente en cuenta dichos aspectos, haciendo gala de humanitarismo o de haber tenido un buen entrenamiento. Dichos aspectos SON la base del enfoque y constituyen, antes que nociones gaseosas, actitudes plenamente asimiladas de las que se van a desprender las técnicas.

Parafraseando a Claudio Naranjo (1991) cuando habla de la terapia gestáltica, la psicoterapia centrada en el cliente no está conformada básicamente por técnicas sino, esencialmente, por actitudes del terapeuta, las mismas que pueden ser instrumentalizadas de diversa manera.

Se consideran así dos factores: 1) La actitud que tiene el terapeuta, su filosofía operacional básica frente a la dignidad y la significación del individuo (hipótesis básica), y 2) Su instrumentalización a través de métodos adecuados.

Las actitudes del terapeuta deben ser trasmitidas de manera indirecta, impregnadas en las comunicaciones pero no formuladas abiertamente en ninguna de ellas. A veces esto no es comprendido planamente y por esta razón algunos asumen que la actitud centrada en el cliente consiste en ser pasivos e indiferentes, en "no entrometerse". Pero ello de plano es incorrecto y, más aún, es nocivo, porque la pasividad de hecho es asumida como rechazo; además, suele terminar por aburrir al sujeto al ver que no recibe nada.

El enfoque plantea más bien que el terapeuta debe ayudar a clarificar las emociones del cliente, ser un facilitador en el proceso de hacerlas concientes, y por ello manejables y no patológicas. Pero no asumiendo un rol de omnisapiente y todopoderoso, que lleva al cliente de la mano diciéndole "Yo te acepto" y devolviéndole "masticadito" el material que éste le proporciona.

Si hay respeto sincero y absoluto, procurará más bien que sea el cliente quien dirija el proceso. En este caso las intervenciones del terapeuta se plantearán como posibilidades, casi como ecos del material expuesto, y no como juicios de valor, afirmaciones o interpretaciones.

Lic. César Vásquez Olcese
UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO





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